DÍA DE LA JUVENTUD: "SIENTO Y ACTÚO"
Realizada el: 2 de Abril de 2018
Salida a la Institución Educativa Fusca para actividades del día de la juventud.
PLANEACIÓN:
EVIDENCIAS:
Salida a la Institución Educativa Fusca para actividades del día de la juventud.
La actividad del planeación requirió de un formato en donde -como grupo- introdujimos los objetivos, la metodología, el desarrollo, y la conclusión de la actividad. Nuestra actividad consistía en fortalecer habilidades artísticas y teatrales con los jóvenes de la Institución Educativa Fusca.
Planeación Día de la Juventud
Desarrollo Día de la Juventud:
EVIDENCIAS:
“Siento y Actúo” fue, en mi opinión, el camino
perfecto para llegar a nuestros objetivos C.A.S. Nos planteamos que como
objetivos íbamos a [1] salir de nuestra zona de confort, [2] enfrentar nuevos
retos y [3] desarrollar nuevas habilidades. A mi parecer todo se logró cumplir,
no digo que el camino fuese todo de flores, porque –ciertamente- hubo varias
piedras con las que nos tropezamos, de hecho, el camino era –literalmente- de
piedras, pues nos fuimos por la carrilera del tren. No menciono la caminata por
la carrilera a modo de broma, sino que fue ese justamente el primer paso en
nuestro camino hacia la resolución de los objetivos planteados. El simple hecho
de ir caminando ya significó para todos nosotros una manera de salir de esa
zona de confort en donde siempre íbamos en automóvil. Desde el inicio,
encontramos entonces, que nos embarcamos con un rumbo fijo hacia nuestros
objetivos.
Al llegar al instituto Educativo Fusca y al relacionarse uno con los chicos se siente un ambiente totalmente diferente, en donde hay que saber adaptarse al cambio para no caer. El problema en ese proceso de “adaptación al cambio” fue que para nuestra actividad –y para enfrentar desafíos- nos propusimos que cada integrante representara un sentimiento totalmente contrario a lo que llamaríamos nuestro sentimiento dominante. Al estar actuando papeles opuestos a los preferidos, se nos dificultó bastante al principio adaptarnos a ese nuevo ambiente. No nos sentíamos nosotras mismas. Poco a poco fuimos descubriendo que el actuar con un sentimiento no predominante no nos hacía perder a nuestro “yo” interior, al contrario, lo fortalecíamos, y esa fue la enseñanza que empezamos a agregar a las reflexiones que les hicimos a los chicos. En ese proceso de reflexión con y para ellos también desarrollamos –o fortalecimos- el liderazgo. Hablaba con una compañera y nos preguntábamos “¿Cuál sería el primer paso para ser un líder?”. Gracias a experiencias personales anteriores y a C.A.S (no solo la recién realizada actividad, sino también las anteriores) ya podría responder con total legitimidad que el primer paso para ser un líder es saber que ya se es un líder. Empecé a introducirme en esa modalidad poco a poco, y fue gracias a ella que pude dar lo mejor de mí en cada actuación, palabra, y movimiento que hice.
Siguiendo las recomendaciones de mi reflexión anterior, en esta actividad intenté inculcar en mis compañeros un positivismo y un entusiasmo sumamente necesario para la realización de las actividades de cada grupo. Para futuras actividades trataré de seguir encontrando actividades que me desafíen a salir de mi zona de confort, además de actividades que me permitan encontrar en mí otros talentos y desarrollar nuevas destrezas.
Considero que se notó el cuidado y la disposición de grado décimo en esta actividad. Íbamos preparados, sabíamos que habría dificultades (por ejemplo, la indisciplina por parte de algunos grados), desaciertos, e inconformidades, pero también íbamos convencidos de que habría aciertos, diversión y aprendizaje recíproco.
Al llegar al instituto Educativo Fusca y al relacionarse uno con los chicos se siente un ambiente totalmente diferente, en donde hay que saber adaptarse al cambio para no caer. El problema en ese proceso de “adaptación al cambio” fue que para nuestra actividad –y para enfrentar desafíos- nos propusimos que cada integrante representara un sentimiento totalmente contrario a lo que llamaríamos nuestro sentimiento dominante. Al estar actuando papeles opuestos a los preferidos, se nos dificultó bastante al principio adaptarnos a ese nuevo ambiente. No nos sentíamos nosotras mismas. Poco a poco fuimos descubriendo que el actuar con un sentimiento no predominante no nos hacía perder a nuestro “yo” interior, al contrario, lo fortalecíamos, y esa fue la enseñanza que empezamos a agregar a las reflexiones que les hicimos a los chicos. En ese proceso de reflexión con y para ellos también desarrollamos –o fortalecimos- el liderazgo. Hablaba con una compañera y nos preguntábamos “¿Cuál sería el primer paso para ser un líder?”. Gracias a experiencias personales anteriores y a C.A.S (no solo la recién realizada actividad, sino también las anteriores) ya podría responder con total legitimidad que el primer paso para ser un líder es saber que ya se es un líder. Empecé a introducirme en esa modalidad poco a poco, y fue gracias a ella que pude dar lo mejor de mí en cada actuación, palabra, y movimiento que hice.
Siguiendo las recomendaciones de mi reflexión anterior, en esta actividad intenté inculcar en mis compañeros un positivismo y un entusiasmo sumamente necesario para la realización de las actividades de cada grupo. Para futuras actividades trataré de seguir encontrando actividades que me desafíen a salir de mi zona de confort, además de actividades que me permitan encontrar en mí otros talentos y desarrollar nuevas destrezas.
Considero que se notó el cuidado y la disposición de grado décimo en esta actividad. Íbamos preparados, sabíamos que habría dificultades (por ejemplo, la indisciplina por parte de algunos grados), desaciertos, e inconformidades, pero también íbamos convencidos de que habría aciertos, diversión y aprendizaje recíproco.

